La función del suelo pélvico en la micción

La vejiga funciona en dos fases: micción y reposo. También podríamos llamarlas fase “on” (micción) y fase “off” (reposo). Durante la fase off, el músculo detrusor de la pared vesical está relajado, de tal manera que la vejiga puede llenarse de orina sin dificultad. Al mismo tiempo, el esfínter interno (que se encuentra en el cuello vesical) y el externo (que forma parte del suelo pélvico) están contraídos. Hay que saber que el funcionamiento del esfínter interno no depende de nuestro control voluntario, si no del sistema nervioso autónomo, y en especial del sistema nervioso simpático (el opuesto al parasimpático). De esta manera, no podemos pedirle sin más a nuestro esfínter interno que se contraiga más o menos. Este mecanismo dependerá de ciertos reflejos, y se verá afectado por algunas patologías que afecten al sistema nervioso autónomo (enfermedades neurológicas centrales o medulares, estrés) o que estimulen la producción de más células musculares a ese nivel, como en el caso de la hipertrofia de la próstata. Los hombres que tienen una próstata aumentada de tamaño (hipertrofia), patología muy frecuente a partir de los 50-60 años, tienen a menudo un esfínter interno que es también hipertrófico. A la dificultad para vaciar la vejiga debido a la obstrucción que produce la próstata agrandada a nivel de la uretra se suma la hiperactividad de este músculo. Por eso, el tratamiento para este problema son, a menudo, los fármacos alfabloqueantes, que bloquean los receptores alfa-adrenérgicos del cuello vesical, pertenecientes al sistema nervioso simpático, y relajan el músculo. 

     Pero volviendo al suelo pélvico, a diferencia del esfínter interno de control involuntario, este conjunto muscular, y en especial el esfínter externo de la vejiga, sí que puede ser controlado voluntariamente por nuestro cerebro, por medio del nervio pudendo. Cuando tenemos ganas de orinar y no encontramos un wc, podemos contraer voluntariamente este músculo para evitar una pérdida de orina, aunque nuestra vejiga esté empujando para vaciarse. Lo mismo ocurre si realizamos un esfuerzo, tosemos, nos reímos, etc. 

     El esfínter externo no funciona en modo “on” y “off” como la vejiga, si no que en realidad tiene tres posiciones. En condiciones normales, está en un estado de contracción tónica suave. Esto le permite evitar las pérdidas de orina cuando la vejiga se está llenando y la presión dentro del abdomen no es muy elevada. Pero, si la presión aumenta por algún esfuerzo, el esfínter externo puede contraerse mucho más para evitar que haya una incontinencia en ese momento. Por otro lado, cuando decidimos vaciar nuestra vejiga, el esfínter tiene que relajarse completamente. Hay que saber además que, aunque es un músculo de control voluntario, su control se automatiza en la infancia. Así, cuando vamos a estornudar, no tenemos que pensar “tengo que contraer mi esfínter”, si no que ese acto se realiza de manera automática. De la misma manera, si queremos orinar, nuestro esfínter debería poder relajarse sin tener que pensar en ello activamente. El problema es que muchas personas no adquieren correctamente estos reflejos, y de ahí derivan muchos problemas urinarios. A esta patología se le conoce como “micción no coordinada” o “dysfuctional voiding” en inglés. No se debe confundir con la disinergia (disinergia detrusor-esfinteriana), que es una patología de origen neurológico, donde el esfínter externo está constantemente contraído, no por un automatismo mal adquirido, si no por un problema nervioso de base (enfermedad de Parkinson, lesión medular, hernia discal, diabetes con neuropatía periférica, etc.). Aunque el resultado es el mismo, pues la vejiga tiene que vaciarse teniendo la “puerta cerrada”, el tratamiento es muy diferente. No voy a desarrollar el tema de la disinergia, pues se trata de patologías muy complejas que no son el objetivo de este artículo. Me centraré en explicar la disfunción miccional de origen no neurológico que es muy frecuente y es una de las principales causas de infecciones urinarias en niños y adultos. Si quieres aprender más sobre ello, no te pierdas el próximo artículo.