Fabricar cosméticos caseros no resulta fácil al principio. Cuando empecé a interesarme por este tema, la mayoría de recetas que encontraba en internet eran difíciles de hacer y requerían muchos ingredientes. Por eso, empecé a crear mis propias “recetas fáciles”, que he probado yo misma, así como mi familia y amigos, con un alto grado de aceptación. Las recetas que te propongo son extremadamente sencillas, con un “pool” de ingredientes bastante limitado e intentando que la preparación de cada mezcla no lleve más que unos minutos. Como ya he comentado, las hay mucho más complicadas, con muchísimos más ingredientes y métodos de preparación mucho más complejos. Sin embargo, desde mi punto de vista estas recetas no ofrecen un mejor efecto que las recetas más sencillas con ingredientes de calidad, y sin embargo aportan mucha más complejidad y resultan mucho más caras. Aquí tienes algunos consejos generales para que empieces con buen pie y que la preparación de los cosméticos te resulte sencilla.
- Hazte con productos ecológicos de buena calidad. Cuando empieces a preparar tus cosméticos, necesitarás hacer una pequeña inversión inicial. Te aconsejo que, aunque resulte un poco más caro, compres productos bio, aceites de extracción en frío, etc. Hay muchos proveedores en internet que tienen productos muy buenos. Prefiero no dar direcciones, pero si conoces a alguien que se prepara sus propios cosméticos, pídele consejo.
- No olvides tener a mano algo de agua destilada o agua filtrada (un filtro casero también vale).
- Guarda tus materias primas en algún armario o lugar protegido del calor y de la luz. Los aceites, aunque sean de muy buena calidad, tienen tendencia a oxidarse y ponerse rancios bastante rápido. Si los tienes bien guardados, aguantarán mucho más. Asimismo, muchos productos, como por ejemplo las vitaminas, son fotosensibles y pierden sus propiedades si no las proteges de la luz.
- Hazte con algunos envases y botellitas de diferentes tamaños, preferiblemente de vidrio oscuro si es posible, con diferentes tipos de tapa (hermética, en roll-on, etc.). Puedes ir poniendo de lado vidrios de conservas o productos alimenticios que vayas gastando, o comprarlos en las tiendas online donde compres tus materias primas, pues suelen venderlos también. Para mezclar, lo mejor son las cucharas de palo.
- Es conveniente tener una báscula de cocina muy precisa, e incluso una microbáscula (es como una cuchara que pesa de 0,1 en 0,1 gramos).
- Para que las cremas queden suaves, sobre todo si llevan manteca de karité que es un poco granulosa, lo ideal es calentar la fase oleosa (todo lo que sean aceites, mantecas o ceras) al baño María removiendo hasta que la mezcla se quede líquida y después meterla en la nevera o el congelador un poco, sacarla y batirla, volver a meterla, volver a sacarla y volver a batirla y así varias veces hasta que se quede como con textura de crema espesa.
- Si queremos emulsionar cremas, es decir, mezclar un producto oleoso (aceite por ejemplo) con otro acuoso (aloe vera, por ejemplo) en el recipiente que utilices siempre hay que verter la fase acuosa sobre la fase oleosa para que ligue bien, y que ambos productos estén SIEMPRE a la misma temperatura. Es el mismo principio que el de la mayonesa. Al utilizar una batidora de brazo debes empezar a batir a baja velocidad para que la mezcla vaya ligando y posteriormente ir aumentando la velocidad y el movimiento del brazo. Tengo muy pocas recetas en las que necesites hacer emulsiones, precisamente porque sé que no es fácil. De todas formas, si tienes que hacer una emulsión, el truco más importante es que todos los ingredientes estén a la misma temperatura, como ya he comentado. Cuando haces mayonesa en casa, verás que nunca se te cortará si dejas atemperar los huevos para que se pongan a misma temperatura que el aceite y no los pones recién sacados de la nevera. Pues bien, para las cremas es el mismo principio.
- Cuidado con el bicarbonato en los desodorantes porque mancha la ropa oscura. Es un producto interesante pues nos ayuda a regular la sudoración y el olor. Pero debes intentar que tu piel haya absorbido bien el desodorante antes de vestirte, o, si tienes un poco de prisa, eliminar el resto que quede con una toallita.
- Los aceites esenciales y las vitaminas se deben añadir cuando la mezcla se haya enfriado. Si no, pueden perder propiedades.
- Salvo algunas excepciones, no se deben aplicar los aceites esenciales directamente sobre la piel. Es mejor diluirlos en un aceite portador (de almendras dulces, oliva, argán, coco, etc.)
- Suelo tener mucha precaución con los aceites esenciales. Desde mi punto de vista, estos productos tienen efectos farmacológicos y, si no tienes una formación al respecto, creo que es mejor que no los utilices. Quizás, los menos peligrosos sean los de cítricos (limón, naranja, etc.). En mi caso, no suelo ponerlos como “perfume”, pues no veo el interés de darle olor a una crema que va a perderse unos minutos después. Sólo los utilizo si busco un efecto particular (efecto desinfectante, antiinflamatorio o antitranspirante, por ejemplo), a baja concentración y de manera muy puntual.
- Sobre todo, NO recomiendo usar aceites esenciales en cosmética para niños y embarazadas. Hay cada vez más evidencia de que muchos de ellos contienen disruptores endocrinos.