Introducción a los disruptores endocrinos

Los disruptores endocrinos son sustancias que pueden mimetizar la acción de alguna de las hormonas de nuestro organismo o que, por el contrario, pueden bloquear la acción de éstas. Algunos ejemplos de hormonas son la insulina, la testosterona, los estrógenos, la hormona tiroidea o la cortisona. Son unas moléculas producidas por diferentes glándulas o tejido endocrino de nuestro cuerpo (páncreas, ovarios, testículos, glándula suprarrenal o tiroides por ejemplo) y que circulan por la sangre para actuar a distancia en otras células del organismo. Sirven para desencadenar mecanismos bioquímicos en las células “diana”, como por ejemplo aumentar o disminuir la producción de una molécula en concreto, modificar su metabolismo o hacerse más o menos sensibles a otras sustancias. Por ejemplo, las hormonas sexuales son las responsables de los cambios que se producen en nuestro cuerpo durante la maduración sexual y de los ciclos menstruales en la mujer, así como de la fertilidad. Las hormonas tiroideas son indispensables para el control de nuestro metabolismo y para el desarrollo del cerebro del feto durante el embarazo. 

     Otra particularidad de la acción hormonal es que no es siempre dosis-dependiente. Es decir, que cuando la concentración de una hormona se encuentra más elevada en la sangre, esto no quiere decir que su acción será mayor. Algunas hormonas sí que actúan más si están más presentes, pero otras hacen el efecto contrario, disminuyendo su acción a mayor concentración. Otras pueden tener un pico de acción a concentración baja y un pico de bloqueo a concentración un poco más alta. Otras sólo actúan si su concentración va fluctuando durante el día o la semana, y bloquean su mecanismo de acción si su concentración permanece estable en la sangre (Figura 18).

     Así, comprender el mecanismo de acción de las hormonas es realmente muy complejo. Sin embargo, lo que sí que debemos saber es que prácticamente todas las células de nuestro cuerpo tienen receptores para diferentes tipos de hormonas. Por ello, cualquier sustancia externa que pueda actuar imitando o bloqueando el efecto de una hormona podrá potencialmente provocar o bloquear reacciones químicas en casi todo nuestro organismo. 

     En el caso de la vejiga, hay que saber que sus células presentan numerosos receptores hormonales, y son especialmente sensibles a los estrógenos. Por ello, es fácil imaginar que no es una buena idea estar intoxicados de disruptores endocrinos si queremos tener una buena salud vesical. Si, además, algunas de estas sustancias alteran al sistema inmunitario, el “caldo de cultivo” para la cistitis está servido. Además, como ya he explicado, el efecto sobre nuestro cuerpo no es dosis-dependiente, por lo que la exposición a pequeñas cantidades de estas sustancias puede ser suficiente para provocar efectos importantes en el funcionamiento de nuestros órganos. Tampoco debemos olvidar el efecto “cocktail”, pues se cree que la combinación de varios de estos compuestos puede tener efectos muy diferentes a la acción de cada uno por separado, y a dosis diferentes. Teniendo en cuenta que todos nosotros estamos expuestos a muchos de estos tóxicos, que además se acumulan durante años en nuestro cuerpo y en los suelos y aguas, nos podemos hacer una idea de la importancia del problema.

Bisfenol A

Seguro que has oído hablar del Bisfenol A. Esta sustancia presente en muchos plásticos es un claro ejemplo de disruptor endocrino. Interfiere con las hormonas sexuales y la insulina principalmente. El Bisfenol A, aunque ha sido eliminado por ley de algunos productos como el plástico utilizado en los biberones de los bebés, sigue presente en muchos de los productos que utilizamos a diario como las botellas de plástico de bebidas, los tupperwares, los tickets del supermercado u otros, y se transmite a nuestros alimentos y bebidas continuamente. Hay numerosos estudios científicos que han probado que prácticamente todos los seres humanos eliminamos estos disruptores endocrinos por la orina, incluidos los niños pequeños.

Ftalatos

Los ftalatos interfieren con la insulina y el metabolismo de la glucosa. Están presentes en los plásticos y también en productos cosméticos (sirven para que las fragancias de estos productos duren más). Hay que saber que los productos cosméticos contienen numerosas sustancias que actúan como disruptor endocrino, no sólo los ftalatos. Otro ejemplo serían los parabenos, de los que hablo en otro artículo, que son unos productos conservantes, y que también se utilizan como conservantes de alimentos. Tienen poder estrogénico.

Pesticidas

Algunos pesticidas también poseen un efecto disruptor endocrino, como por ejemplo el clorpirifós o el metoxicloro, así como el tristemente “famoso” DDT, prohibido hace años pero que sigue acumulado en los suelos. Su efecto suele ser a nivel de las hormonas sexuales y, en el caso de los compuestos clorados, también alteran el funcionamiento del sistema inmunitario. 

     Debido al gran poder tóxico de los pesticidas, es siempre preferible consumir productos ecológicos. A pesar de su precio más elevado, son mejores para nuestra salud pues, aunque podemos eliminar los tóxicos acumulados en nuestros suelos ni en las aguas, sabemos, al menos, que (en teoría) a los productos ecológicos no se les habrán añadido voluntariamente aún más tóxicos.

Sustancias perfluoradas

Un tipo de disruptor endocrino muy presente en nuestro entorno son las sustancias perfluoradas. Probablemente habrás oído hablar del PFOA. Estas sustancias se desprenden de la superficie antiadherente de sartenes y ollas y pasa directamente a nuestra comida. También encontramos productos perfluorados en los productos de limpieza, barnices, pinturas, moquetas y se usan como impermeabilizantes de tejidos. Estos productos interfieren en el metabolismo de los lípidos y en la tolerancia a la glucosa, actuando como obesógenos (sí, sí, hacen engordar). Por eso, es importante evitar las sartenes y ollas antiadherentes y utilizar preferiblemente utensilios de acero inoxidable o hierro fundido. Hay multitud de vídeos en internet con trucos sobre cómo hacer que este tipo de sartenes se vuelvan antiadherentes, y te aseguro que funcionan.

Retardantes de llama

Los retardantes de llama bromados son sustancias que poseen un gran poder ignífugo. Por ello, se utilizan de manera habitual en la producción de aparatos electrónicos, cableado eléctrico, mobiliario o artículos de decoración, con el objetivo de disminuir el riesgo de incendio en los hogares o puestos de trabajo. Estas sustancias actúan a nivel de las hormonas tiroideas. 

     El polvillo que sueltan los sofás o sillones, por ejemplo, está cargado de estas sustancias. Es mejor aspirarlo con la aspiradora que barrer, pues barriendo se levanta una nube de polvo tóxico que respirarás. También, los aparatos electrónicos encendidos desprenden estos productos. Por ello, es importante no dejarlos en “stand by” si no los estás utilizando, si no apagarlos completamente. También es importante ventilar la casa o la oficina regularmente. Existen unos aparatos que purifican el aire, que ayudan a eliminar estos productos del ambiente.

Triclosán

Entre los disruptores endocrinos menciono someramente al triclosán.

Es un compuesto que se usa como desinfectante (bactericida) en muchos productos cosméticos, principalmente pastas de dientes y colutorios, jabones y geles, desodorantes, maquillajes, etc. Actúa como disruptor endocrino tiroideo. Además, tiene otro inconveniente, y es que, usado en productos de higiene bucal, por su efecto bactericida, puede alterar la microbiota de la boca. Hoy en día sabemos que la microbiota bucal es importantísima para nuestra salud. Alteraciones de esta microbiota se han visto relacionadas con patologías cardiovasculares o problemas en el embarazo, entre otros muchos.